A Jaume Matas le espera un rosario de procesos que le obligarán, tarde o temprano, a ingresar en prisión pero no es ésta la consideración que me hace hoy estar tan tranquilo sobre este tema como lo estaba antes de la sentencia del Tribunal Supremo.
Creo que es un error y una grave perversión democrática - que, por cierto, sólo favorece a los corruptos - esta tendencia generalizada que existe en España a que sea la justicia la que resuelva en última instancia los problemas de corrupción política.
Los jueces sólo establecen y castigan responsabilidades penales. La falta de ética, la hipocresía, la mentira, la deshonestidad, el daño a los intereses generales, el favorecimiento indebido de intereses particulares puede, en muchos casos, pasar entre las mallas del juicio penal sin que puedan ser objeto de una sentencia condenatoria. El caso de la prescripción es flagrante pero hay mil y un otros supuestos en los que ésto también es así.
La lucha contra la corrupción descansa sobre el principio de responsabilidad política y no sobre el principio de responsabilidad penal. Y los administradores de este principio son los partidos, los medios de comunicación y, fundamentalmente, el conjunto de la ciudadanía. Si el principio de responsabilidad política falla es porque hay un déficit democrático que ningún juez o tribunal está en condiciones de suplir.
Cuando se conoció la sentencia del Túnel de Sóller - un caso de comisiones percibidas por el PP de Baleares bajo la presidencia de Gabriel Cañellas - fui testigo privilegiado de cómo el abogado de Cañellas bajó las escaleras de la Audiencia gritando alborozado :"absolución, absolución!!". Efectivamente, el cohecho se consideró probado... pero Cañellas fue absuelto... por prescripción. Conclusión: Cañellas siguió siendo diputado del Parlament Balear (el cargo que ostentaba en el momento de la sentencia) y Berastain - secretario general del PP en el momento del cohecho y el que repartió la comisión entre diferentes cuentas bancarias del partido - fue nombrado por el PP Inspector General de Servicios de la Comunidad autónoma, nada menos!!.
Que Matas era un sinvergüenza se sabía desde su primer gobierno ( el previo al gobierno del Gran Saqueo, 2003-2007). Dos casos, el caso Mapau y el caso Bitel así lo demostraron pero, como no hubo sanción penal, Matas continuó al mando del PP, fue nombrado ministro con Aznar y ganó las elecciones autonómicas del 2003. ¿Que por qué digo que estos casos "demostraron" la deshonestidad de Matas?. Lo del caso Mapau sería un poco largo de explicar en este post pero os describo el otro porque es muy sencillo : a raíz de una denuncia de un conseller de Mallorca del PSOE se demostró que Matas había recibido "rebotados" en su despacho correos electrónicos de dicho conseller durante más de un año... sin decir nada al interesado y sin hacer nada por evitarlo. Estos hechos eran flagrantes y fueron considerados probados por una sentencia judicial que aún sigo sin entender y que no vió responsabilidad penal en este espionaje político escandaloso. Conclusión : ninguna, Jaume Matas y el resto del partido también gritaron "absolución, absolución".
¿Dónde estuvo el problema? En una sentencia más o menos extravagante o en que la mayoría de la prensa de Baleares (salvo honrosas excepciones) no exigieran la dimisión de Matas?, en una sentencia más o menos extravagante o en un PP que ya había integrado la corrupción en su ADN?, en una sentencia más o menos extravagante o en la falta de coraje de una ciudadanía que, mayoritariamente, tiró por el camino fácil y opinió que, "total", todos los políticos son iguales?.
Cuando hoy veo políticos del PP y respetables popes de la prensa libre babeando de satisfacción porque de los papeles de Bárcenas "va a ser muy difícil que se deriven responsabilidades penales" me dan ganas de vomitar : son la expresión misma de que la ética política es un concepto que ni siquiera integran en la ecuación de su análisis