Seguint la pista del que dèiem a l’article anterior, reproduïm un article del diari Baleares del 12 de maig de 1944. Denunciam el nostre patrimoni perdut i, alhora, volem saber com l’hem perdut. Pel camí ens trobam que descobrim tota una història al seu voltant.
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És per això que també reproduïm la portada del diari Baleares d’aquest mateix dia. Ens trobam en plena dictadura franquista i durant la Segona Guerra Mundial, en el moment, precisament, que els amics de l’Espanya franquista eren els feixistes italians, francesos, portuguesos i alemanys (anomenats nazis), entre d’altres més. Era un moment delicat per aquesta amistat perquè passava que tots aquests estats totalitaris (llevat de Portugal) perdien la guerra i el règim franquista començava maniobres d’adequació a la nova realitat. Així es pot interpretar la portada, en la qual es vol justificar la Guerra Civil com a croada cristiana; “nuestra Cruzada”. El diari Baleares, procedia del periòdic falangista Aquí Estamos, i, del diari de Joan March El Día. Tenia un subtítol ben feixista: “Organo de Falange Española Tradicionalista y de las JONS”. La FET y de las JONS era la unió forçada per Franco de tots els partits de dretes que donaren suport al règim franquista. Aquest partit prenia el nom de la Falange Española y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), partit clarament feixista, i, de la Comunión Tradicionalista (els combatents de la qual eren els requetès), partit clarament integrista catòlic i carlí.
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Sobta la frivolitat en què tracta el tema, i la inexistència de cap tractament seriós del fet d’unes “excavacions” que podrien ser ben bé les que reproduírem a les fotos de l’article anterior. A l’article hi ha una part que quadra perfectament amb el que deim: “veient com a Sant Jordi homes que no eren de Ciència i als que segurament els era ben igual l’època talaiòtica, resulta que descobreixen tombes, àmfores, pous, galeries i alguna altra gerra”.
A continució us oferim íntegrament l’article de Baleares (12 de maig de 1944, pàgina 2):
¡BUENOS DIAS! SIGUEN LAS EXCAVACIONES
Llega a nuestra Redacción la noticia que en Sant Jordi, un poco por chiripa, han sido descubiertas “unas tumbas y hallados unos objetos prehistóricos”. Eso se llama suerte. Bien dice el refrán cuando dice que donde menos se piensa salta la liebre y dame pan y dime tonto, que tampoco viene a cuento.
Aquí, al lado de nuestra Casa, -Casa que una vez más les ofrecemos- en lo que fueron jardines de la Plaza de Santa Catalina Thomás, ya hemos perdido la cuenta de los meses que venimos trabajando, como quien no quiere la cosa, y bien que hemos revuelto la tierra soñando con engrosar la riqueza que contienen nuestros museos prehistóricos, pero, como si nada. Mala pata se llama esto. Y nuestro disgusto sube de punto viendo como en Sant Jordi hombres que no eran de Ciencia y a los que seguramente les tenía bastante sin cuidado la época talayótica, van y descubren tumbas, ánforas, pozos, galerías y alguna que otra jarra. ¿Es justo lo que nos ocurre?
Rodeando la estatua de don Antonio y su verdad semi-vestida y desnarigada –que todo hay que decirlo [estàtua d’Antoni Maura a la plaça del Mercat]- nosotros teníamos un buen pedazo de jardín. Aquello, no era, precisamente, las Tullerías, ni mucho menos La Granja de Segovia, pero era un jardín sonriente, era una tranquila fuente... como el que más y no había porqué lamentarse. Un día, un trágico véspero, entró nuestro Redactor erudito y talayótico y comenzó a decir y pensar insensateces sobre el jardín aquel y su subsuelo, “¿Por qué no?”, decidió el hombre viendo que nadie le hacía caso. Y ni corto ni perezoso fué y comenzó las excavaciones. En la Redacción hubo algún que otro traidor y, de noche y sigilosamente, fué también y le ayudó. Al cabo de una semana aquel jardín daba asco y había dejado de ser jardín umbrío, rosa fresca, cactus exótico y geranio multicolor. Vino luego el Ayuntamiento y continuó la obra bella cuan devastadora. Se puso todo patas arriba, y ni una mala javalina, ni una mala honda, ni una mala daga. Y no hablemos ya de tumbas, ni de acueductos, ni de galerías, ni de pozos o arcaicas ánforas. Pero los científicos son hombres pacienzudos y pesados. Y ahí estan cava que te cavarás, buscando tres pies al gato ese de la Prehistoria.
El jardín –aquel jardín que fué, hubo y tuvimos sin darle mayor importancia- cada día está más lejos. Ahora tenemos un solar donde si la hierba se molesta en crecer es porque la hierba no se priva de nada, pero sin otras razones para ello. ¿Qué pasará? ¿Hubo acaso época talayótica en la plaza de Santa Catalina Thomás? En Sant Jordi ja sabemos que sí, pero ¿quien podría asegurarnos lo mismo de la calle Danús y plazas adyacentes? ¡Ah! Ahí está el asunto. Si las excavaciones continúan al ritmo ese vamos a quedarnos media vida sin rosa ni jardín sonriente. ¿Está eso ni medio bien? Una cosa nos decimos nosotros. Si no hay otro camino que ese de seguir excavando, ¿para qué tener sin producir ese “cortó”, de rutilante tierra que antes echara al mundo tanta flor y tanta hermosura? ¿Para qué? ¿No sería magnífico sembrar patatas? Pensemos que puede pasar otro cuarto de siglo sin que aparezca ninguna tumba fría, ni un mal jarro. La recogida de la cosecha podría consolarnos mientras la época talayótica sigue perdida en “la noche de los tiempos”, que diría nuestro hombre de Ciencia. J. B. G.