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Publicaciones propias
y en colaboración
Después de una resección parcial de las cuerdas vocales efectuada por láser unos meses atrás, era la intervención que auguraba, en más de un 90%, la curación de la recidiva del cáncer.
Lo había comunicado a familiares y amigos por un artículo en el blog Aarón Ben Yusef. De la misma manera, pasada la noche en la UCI y estando ya en la habitación, fui dando noticia de mi estado y evolución. Pronto, mis escritos originaron comentarios y preguntas sobre el tratamiento y consecuencias del cáncer de laringe. Abrí un epígrafe titulado “Mi cáncer” en el blog, y así se inició un flujo creciente de exposición de situaciones y solicitud de información y ayuda –por medio de familiares o por sí mismos– de quienes había pasado por la laringectomía o estaban a su espera y se encontraban desorientados y desvalidos.
Y por la propia sinergia, el blog ha devenido un punto de encuentro en el ámbito de la lengua hispana en el que encontrar explicaciones, obtener ayuda y orientación en el tratamiento postoperatorio y en la rehabilitación y reinserción social, en paliar miedos y desasosiegos innecesarios, y en afrontar, serenamente y sin tratamientos agresivos improcedentes, evoluciones letales de la enfermedad.
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Colaboración
en revistas
Son nueve años de dedicación importante al tratamiento del cáncer de laringe y a sus afectados. Años que me han llevado, y me siguen llevando, a ampliar mis conocimientos sobre nuevos aspectos que se me plantean, y en los que he contado y cuento con el imprescindible apoyo de profesionales sanitarios.
En el título he indicado “un millón de visitas”, que se refiere a las que llevan registradas los ciento ochenta y ocho artículos que, en el blog, figuran baja el epígrafe de “Mi cáncer”. Los datos, tomados el día 25, concretamente son los siguientes:
Visitas (¿= lecturas?)...... ..1.095.045
Media aritmética .................... 5.825
Comentarios ......................... 2.518
Los artículos con más entradas son:
Año II - La voz, antes y después .................................... 36.892
Post626 - La cánula ...................................................... 28.496
Año III - Laringectomizados: una "buena" explicación .........28.442
Año V - La voz con y sin laringe .......................................20.727
Por otra parte, los vídeos en Youtube suman 95.681 reproducciones y los más vistos son:
Inicio a la voz esofágica .................................................. 28.135
Voz esofágica: técnica esencial ........................................ 21.744
Voz esofágica y con prótesis fonatoria .............................. 19.173
Y aquí viene el porqué de la pregunta que encabeza el artículo. ¿Obtener estas cifras es un éxito o un fracaso? La respuesta puede ser: es un éxito debido a un fracaso. Por un lado, es un éxito que unos artículos sobre laringectomía alcancen tan amplia difusión, no sólo entre pacientes y sus familiares que buscan información y orientación y acaban encontrado, además, sosiego y esperanza, sino entre médicos, enfermeras, logopedas o fonoaudiólogas (como se les llama en latitudes americanas, donde, por lo que he conocido, son generalmente mujeres) y estudiantes de logopedia que quieren profundizar en el conocimiento de una parte de su disciplina a la que el programa presta poca atención y sobre el que pretenden hacer un trabajo de curso o de fin de carrera. (He sido testigo de cómo estudiantes de logopedia, en unas jornadas de intervención logopédica en laringectomizados, descubren el interés y el tratamiento específico que estos requieren.)
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El éxito, sin embargo, se deriva de que –salvo contadas y honestas excepciones– los sometidos a laringectomía total van al quirófano con poca información y cuando salen del mismo les atienden y les curan con pocas explicaciones, y les dan el alta hospitalaria con una fecha para acudir a revisión y muy pocas instrucciones, a las que después se puede unir la indicación de que hay que someterse a radioterapia y/o quimioterapia, y que se busque una asociación; lo que será dejarlo al albur de que no encuentre ninguna asociación, de que dé con una en la que le digan que ya tienen el número cubierto y que no pueden atenderle, o con otra en la que le hinchen el estómago y el esófago con bebida gaseosa para que eructe e intente efectuar algún sonido, o con una tercera en la que consiga, con paciencia y tiempo, hablar rudimentariamente y poco más. También puede hallar una asociación que cuente con monitores, logopeda y hasta psicólogo y, además de aprender a hablar, recupere el aliciente vital y se vaya rehabilitando de secuelas que acompañan a la laringectomía, y se reintegre, sin resquemores, a la vida social. O quizá dé con un hospital –los hay– en el que haya atención logopédica, y, por mediación de esta, psicológica, social, y puntualmente médica aparte de las revisiones periódicas. Como puede deducirse de lo expuesto en este párrafo, son más los que caen en los brazos abiertos del fracaso, que los que se reintegran animosos a la sociedad con una voz distinta a las habituales, que no tiene motivo para crear rechazo.
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Si el fracaso sanitario asistencial a un colectivo que precisa una información específica y la continuidad temporal en el tratamiento de rehabilitación no existiera, tampoco se hubiera dado y se seguiría dando la buena acogida –lo que he llamado éxito– de mis escritos y mis vídeos. Y sería un signo de que entramos en la normalidad que el número de quienes buscan una tabla de salvación fueran disminuyendo; ahora no es así. La cifra de 1.100.000 visitas, en números redondos que he reseñado más arriba, el año pasado por esta misma fecha era de 800.000; en un año ha crecido el 37,5%.
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Para apuntes y notas,
en espera.
Y de mi dedicación a la laringectomía, no buscada pero, sí, bien aceptada, además de unos escritos que quizá terminen obsoletos o se pierdan, quedaría mi aportación a la creación y funcionamiento del programa “Volver a hablar”, en la Junta de Baleares de la A.E.C.C.; a la puesta en marcha de la sesiones de logopedia en grupo en el Hospital Universitario Son Dureta (ahora Son Espases); a la decisión de Maite Arenas de aceptar su voz, salir del ensimismamiento, que le ha llevado a difundir, en instancias académicas y profesionales, la preocupación por los laringectomizados; a la divulgación de la rehabilitación (sencilla pero desatendida) del olfato, mientras los hermanos Morales (ORL y logopeda) –cuya labor todavía no conocía– lo hacían en otra zona. ¿Quedará algo más? Espero que sí, en especial, haber ayudado a regresar a la vida esperanzados a quienes iban aprendiendo a hablar y a marcharse serenamente a algunos de los que han tenido que partir.