Procopio, mi padre.

Hoy, en el municipio mallorquín de Santanyí, ha fallecido Procopio Pozuelo Cañizares, mi padre.

Procopio, nacido en Fresneda de la Sierra (Cuenca) hace casi 90 años (los cumpliría el próximo 28 de febrero), trabajador hasta la extenuación, tomó la decisión más importante de su vida en 1970: emigrar con toda su familia a Mallorca. Es algo que nunca podré agradecerle lo suficiente. Aquí hemos crecido, trabajado y, por desgracia, empezamos a morir. Hace unos años le tocó a Beatriz, mi madre, y ahora le ha tocado a él.

Si tuviera que resaltar de él alguna cosa, destacaría dos: su honestidad y su capacidad de trabajo. Desde siempre trabajó muchísimo, primero en la agricultura y ganadería, y luego aquí, en el sector servicios (también se desenvolvía bien haciendo de "paleta"). Y luego era honesto hasta decir basta. Pero si algo podía con él era que algún otro ciudadano le pudiera decir que sus hijos habían hecho algo mal hecho. No se necesitaban ni policías, ni jueces, bastaba con que un vecino le dijera que alguno de sus hijos había estado incorrecto para que eso fuera un problema familiar de primer orden. Seremos pobres, pero limpios y honestos, solía decir.

Pues eso, después de sufrir durante más de seis meses, postrado en la cama, que descanse en paz este gran hombre.