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¿Quien impone qué a quien?

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No tenía intención alguna de intervenir. No estaba en mi ánimo entrar en la polémica. Había decidido renunciar a mis cargos de vicepresidente y portavoz del PP Ciutadella de forma discreta, en silencio, alejado del ruido mediático.

Sin embargo, ante las desafortunadas declaraciones de la presidenta Juana Mari Pons, acusándome de inflexibilidad, de amenazas y de querer imponer a una persona dentro de la ejecutiva del partido y también las del secretario general, Joan Carrasco, que habla de chantaje, me veo en la obligación de desmentir tales extremos y de dar las oportunas explicaciones a mi decisión de renunciar a mis cargos dentro del PP Ciutadella.

Siempre he dado mucho valor a la palabra dada y considero que los acuerdos están para cumplirse. Por tanto, hablar de inflexibilidad o de querer imponer algo, incluso de amenazas, por el simple hecho de exigir el cumplimiento de un acuerdo, me parece retorcido, muy poco elegante y dice bien poco de quienes hacen estas afirmaciones a sabiendas que son falsas.

El pacto alcanzado entre las tres candidaturas que concurríamos a las elecciones a la presidencia de la Junta local del PP Ciutadella era muy sencillo: Juana Mari Pons presidenta, Joan Carrasco secretario general, un servidor, vicepresidente y portavoz, y el resto de la candidatura se repartía a partes iguales entre las tres candidaturas iniciales.

Era evidente que entre las personas que iba a proponer para formar parte de la candidatura conjunta, una de ellas iba a ser Pedro Marqués, pues había sido la persona que más me había ayudado para conseguir los avales y para confeccionar mi candidatura.

Sin embargo, por razones que todavía no logro comprender, Juana Mari Pons, auspiciada por algunos miembros de su candidatura, decidió vetar, para mí de forma injusta y arbitraria, a Pedro Marqués. Un veto que no viene avalado por ningún argumento de peso y solo por opiniones y animadversiones personales. Pedro Marqués no está ni ha sido nunca condenado en nada, no está ni ha sido nunca imputado en nada, cumple con los requisitos que marca el código ético y es un afiliado de muchísimos años. ¿Cuál es el criterio, por tanto, para vetar a alguien? ¿La antipatía personal? ¿El no ser amigo de la presidenta? ¿El no caer bien?

Ante una postura tan inflexible y cerril, pero en aras a mantener el acuerdo y la buena sintonía, cedí en mis pretensiones iniciales y se acordó finalmente que Pedro Marqués no fuera en la candidatura y que, ya después, sería nombrado miembro de libre designación. Pero, ¡oh, sorpresa! Al final, ni una cosa ni la otra. Ni lo que habíamos acordado al principio, ni lo que habíamos acordado después. De lo dicho, nada de nada.

La conclusión, desde mi punto de vista, es que Juana Mari Pons ha incumplido con el acuerdo que se había alcanzado. Me ha engañado de forma deliberada y, lo que es peor, ha vetado a una persona de mi candidatura sin ningún argumento de calado, a sabiendas del daño moral que esto hace a la persona en concreto y a su familia en extenso. Creí de buena fe en el acuerdo alcanzado. Creí de buena fe en la palabra de la presidenta Juana Mari Pons. Es más, a diferencia de Juana Mari Pons y de Joan Carrasco, yo no veté a nadie para que estuviera o no en la junta ejecutiva del partido, porque éste no es mi talante y porque yo quiero un partido abierto y plural y no guetos donde solo están los amiguetes y los que se caen bien mutuamente.

Ante estos hechos y ante la actitud inflexible e inquisitorial demostrada por la actual presidenta del partido y también de su secretario general, me he visto obligado a renunciar a todos mis cargos dentro del partido en Ciutadella. No me puedo sentir cómodo en una ejecutiva donde la presidenta incumple los acuerdos ya el primer día y en donde las cuestiones y enemistades personales priman por encima de los objetivos políticos. No soporto las injusticias y, en mi opinión, aquí se ha actuado de forma injusta con una persona. Y aún más, la actitud de excluir a personas por simples antipatías personales demuestra un infantilismo impropio de un partido democrático.

Dicho esto, en lo que a mí concierne, doy por zanjado este episodio, y aunque, desde mi modesta opinión, el partido empieza su nueva etapa con mal pie, no puedo más que desear a la presidenta y a toda su ejecutiva todos los éxitos posibles y decirle que siempre tendrán mi leal colaboración en todo aquello que pueda serles de utilidad y, como miembro nato de la Junta Local, aportaré mis conocimientos y mi experiencia para que el partido pueda recuperar el gobierno de Ciutadella.

Hubiera preferido que todo esto hubiese quedado de puertas para adentro del partido, pero en vistas que la presidenta Juana Mari Pons lo ha aireado en los medios de comunicación, solo me ha quedado la opción de salir también al paso de algunas inexactitudes y falsedades. Ahora solo espero que el partido no siga en esta senda de vetos, exclusiones y actitudes infantiles.

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