Se querían cargar nuestras fiestas, pero lo hemos evitado

La Ley de protección animal está causando enormes quebraderos de cabeza a nuestra izquierda. Al principio, se las prometían muy felices. Lo del maltrato animal vende entre determinadas bolsas de votantes y, además, este tipo de política de gestos, que no de gestión, une mucho a nuestra izquierda gobernante. Les encanta llevar este tipo de debates al Parlament, llenar los escaños de banderas de todo tipo y ponerse camisetas según la ocasión. Esto es lo suyo. Lo de gestionar un presupuesto, en cambio, ya es otro cantar.

Mientras que en este año de legislatura el Govern no ha presentado ninguna propuesta económica, salvo la subida brutal de impuestos, sí que han presentado, en cambio, una profusa relación de propuestas ideológicas y de gestos. Han hecho guiños al colectivo LGTBI, a los desaparecidos de la guerra civil, a los catalanistas, a las camareras de pisos, a los de Amnistía Internacional, a los refugiados, etc., sin embargo, parece ser que el guiño a los animalistas se les está atragantando un poco. Fue, precisamente, a iniciativa de los colectivos animalistas, que nuestra izquierda presentó un texto de ley para modificar la Ley de protección animal. Una propuesta que ha resultado ser un auténtico bodrio y que está creando importantes tensiones entre los propios grupos que la presentaron.

Desde el PP advertimos, desde el principio, que tal como estaba redactada la ley supondría la prohibición de los caballos en las fiestas de Menorca. La izquierda lo negó. Hacíamos alarmismo, decían. Llegaron incluso al insulto personal, como se puede comprobar leyendo el diario de sesiones de la Comisión de cultura de día 14 de abril, cuando se debatió una proposición no de ley del Partido Popular que, precisamente, instaba a modificar esa ley para proteger las fiestas populares de Menorca.

Por supuesto, nuestra izquierda votó en contra de proteger nuestras fiestas, aludiendo a los más peregrinos argumentos. De hecho, quien utilizó el peor tono, desagradable e insultante, fue el diputado de Més per Menorca, Josep Castells. Decía en su intervención que estábamos instrumentalizando la fiesta y que creábamos discordia. Seguía con que nuestra propuesta era innecesaria, absurda y la calificaba de frivolidad. Y llegó a decir que dicha propuesta y mi actividad parlamentaria le recordaban a otra tradición de Ciutadella, la de los“bujots”.

Al final, el tiempo quita y da la razón. Y el señor Castells se ha tenido que tragar sus propias palabras, demostrándose que quien hizo el “bujot” fue, en realidad, él. Nuestra propuesta se ha demostrado totalmente acertada y pertinente. Teníamos toda la razón al advertir que la Ley de protección animal prohibía la celebración de nuestras fiestas. Y ahora, la izquierda gobernante y el propio diputado Castells han tenido que correr para enmendar su propia ley, precisamente para evitar que “es dia des be” y las fiestas de caballos sean prohibidas por una ley chapucera a la que la izquierda ensalzaba hasta hace pocos días.

La izquierda ha vuelto a quedar en evidencia y el sainete iniciado con esta ley parece que aún no ha acabado. Todavía no han resuelto que pasará con el correbous de Fornalutx, otro escollo que la izquierda no sabe como resolver, y además los colectivos de cazadores están levantados en armas, nunca mejor dicho, contra una ley que restringe de forma determinante su actividad.

Hemos salvado nuestras fiestas. Esto parece. Pero la guerra no ha terminado. Los colectivos animalistas ya han advertido que, una vez liquidados los espectáculos taurinos, su siguiente objetivo es llegar a prohibir nuestras fiestas. Y, por desgracia, allí estará nuestra izquierda, otra vez, haciendo de muleta a las propuestas de estos grupos de presión, aunque ello suponga la eliminación de tradiciones ancestrales. Hoy, gracias al Partido Popular, se han salvado nuestras fiestas. Pero volverán a la carga, más pronto que tarde. Lo volverán a intentar, pero siempre van a encontrar enfrente al Partido Popular, dispuesto como siempre ha hecho, a defender nuestras fiestas, nuestra cultura y nuestras tradiciones.