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La nueva política y las ocurrencias

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Los nuevos gobernantes que nos tenían que transportar a la arcadia feliz, a ese mundo imaginario descrito por poetas y artistas del Renacimiento, donde la gente vivía en un ambiente idílico, un mundo sin sufrimientos, sin pobreza, en armonía con la naturaleza; parece que se han dado de bruces con la dura realidad.

Se creían que era llegar al poder ellos y el dinero empezaría a caer del cielo, dejarían de pagar a los bancos y todos sus deseos, por esperpénticos que fueran, se convertirían en realidad.

No han tardado en darse cuenta que gobernar difiere mucho de gritar en las calles, de manifestarse con camisetas de colores distintos en función del día, o de proferir soflamas para enardecer a las masas. Gobernar no es gritar por un megáfono, gobernar es tomar decisiones, es responsabilidad y es priorizar.

Resulta curioso, no obstante, ver como desde que la izquierda ha tomado el poder, cuestiones que hasta ahora parecían prioritarias, urgentes e inaplazables, han desaparecido de la agenda política. Ya no hablan de la desnutrición de los niños, ni de los desahucios, ni de las personas con riesgo de exclusión social, aunque exista el mismo problema hoy que hace un año. Tampoco hablan del problema de la conectividad aérea. De hecho, la Plataforma “El Transport Aeri ofega Menorca”, que sólo aparece cuando gobierna el PP, ha desaparecido de la escena. Ya ha cumplido su objetivo, no el de la conectividad, sino su verdadero objetivo: que gobierne la izquierda. Por su parte, los centros educativos siguen teniendo los mismos problemas de goteras, de falta de instalaciones adecuadas, de barracones, que antes, pero ahora ya nadie dice nada, todo parece estar en orden.

En el fondo la situación precaria de miles de personas, la conectividad aérea, el problema de la educación pública, etc. sólo eran un medio, un instrumento, para asaltar el poder. La izquierda, con sus tentáculos y terminales mediáticas, creó un problema para desestabilizar al gobierno del PP. Arrebatado el poder, el problema desaparece y los colectivos afines, sindicatos, etc. callan para siempre. Se trata de una técnica antigua que les ha funcionado a la perfección.

Una vez sentados en los cómodos sillones del Consolat de Mar, nuestra izquierda y ultra izquierda tenían clara una cosa: derogar y paralizar todo lo que había hecho el PP. En esto coincidían todos. Derogaron la Ley de Símbolos, el TIL, han suspendido la Ley Turística, la Ley Agraria y la Ley del Suelo; también han paralizado las obras de la carretera general de Menorca y la construcción de dos duques de alba en el Puerto de Ciutadella. Sin embargo, empiezan las tiranteces entre ellos a la hora de construir algo en serio. Coinciden para destruir, difieren cuando toca construir algo. Lo estamos viendo con los líos que tienen con la ecotasa, o el Decreto de Lenguas extranjeras. Incluso el diputado Nel Martí ha estallado de ira ante los continuos desmarques de Podemos, como si estos tuvieran que decir siempre amén a todo lo que sale del Consolat.

Al final, del caos que suponen estos gobiernos, lo único que trasciende son las ocurrencias y los prejuicios ideológicos de esta izquierda sectaria. De hecho, hemos visto recientemente como el Consell de Menorca ha comprado para sus funcionarios dos bicicletas eléctricas. Gran despliegue de medios y fotografías para presentar las dos bicicletas, en un encendido homenaje a la estulticia. Ni que decir tiene la estrambótica teoría del decrecimiento del conseller podemita Javier Ares. O la supresión del himno nacional en la fiesta de Sant Antoni, muestra evidente de su desprecio al sentir mayoritario de la población.

También se han puesto de acuerdo en suprimir todos los espectáculos taurinos, mientras, a su vez, mataban a disparos unas 50 cabras del islote de Es Vedrà, cerca de Eivissa, perpetrando una auténtica carnicería, que demuestra una hipocresía y un cinismo notable de este Govern. Se ponían la camiseta de“Mallorca sense sang” mientras aplaudían la matanza de Es Vedrà.

A nivel ideológico, destaca la furia del Govern contra el sector del turismo y contra la escuela concertada, dos dianas sobre las que el Govern lanza todos sus dardos. La suspensión de la Ley Turística, que ha permitido importantes reformas en hoteles para subir de categoría, o la misma ecotasa, son dos ejemplos de la obstinación del Govern para machacar a un sector que es el que está sacando a las islas de la crisis y está creando empleo e inversión.

Por otra parte, la negativa de concertar el bachillerato en el colegio La Salle de Mahón o retirar los conciertos a las aulas de ESO de los colegios del Parc Bit, son dos ejemplos de persecución ideológica contra un modelo educativo, que aborrecen, pero que eligen miles de familias cada año.

Contrariamente a lo que vendieron, la izquierda no está solucionando ni uno solo de los problemas que decía iba a resolver. Hablaban de diálogo y consenso y son incapaces de dialogar, ni siquiera, entre ellos mismos. Gobiernan a golpe de decreto y sin consenso. Están creando conflictos a nivel de la sanidad pública, entre el sector agrario, el sector turístico, la escuela concertada. Lejos de resolver nada, están creando problemas en todo lo que tocan. Mucho me temo que la arcadia feliz prometida se está convirtiendo en un infierno que se nos hará muy largo.

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