Menos impuestos y más reformas estructurales

La política económica del Govern, en estos primeros compases de la legislatura, empieza a mostrar su peor cara. Con la aprobación de los presupuestos de 2016 se puso en marcha el mayor incremento de la presión fiscal que Baleares ha sufrido en su historia reciente. Todos los impuestos sobre los que el Govern tiene potestad de modificación, han sido incrementados. El Govern ha subido el tramo autonómico del IRPF, ha aumentado los tipos impositivos del Impuesto de Patrimonio, del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y del Impuesto de Sucesiones.

Una subida generalizada de impuestos que se complementa con un nuevo impuesto a las estancias turísticas (ecotasa) y un incremento del 20% de todas las tasas y la creación de otras seis.

Este importante incremento de la presión fiscal coincide con la suspensión de la Ley turística, agraria y del suelo, vía decreto ley. Por tanto, a los efectos negativos de la subida de impuestos se le va a sumar también el efecto negativo de la aprobación del decreto urbanístico que suspende estas leyes.

Es importante recordar que fueron las políticas liberalizadoras de la economía promovidas por el Govern Bauzá, a las que contribuyeron de forma decisiva la Ley turística, la Ley agraria y la Ley del suelo, las que explican la reactivación económica experimentada en la anterior legislatura. Y ello, a pesar de haber aumentado también los impuestos.

Sin estas leyes, Baleares no hubiera pasado del crecimiento negativo del -3,9% del año 2009 al crecimiento del 3% en 2015, ni se hubieran creado 46.000 puestos de trabajo, ni se hubiera pasado de pagar las facturas a los proveedores con dos años de retraso a hacerlo a 41 días el pasado mes de julio.

Durante el Govern Bauzá se subieron los impuestos, compensándose con medidas de liberalización económica. Sin embargo, la confluencia negativa de la subida de impuestos con el estancamiento de la actividad económica fruto de los decretos urbanísticos aprobados, tendrá efectos muy perniciosos para nuestra economía. De hecho, el Centro de Estudios Estratégicos de las Islas Baleares ha calculado que la suspensión de estas leyes puede suponer una disminución del 1% del PIB, una previsión que supondría el cierre de muchas empresas y la desaparición de miles de empleos.

El Govern está aplicando políticas equivocadas y su política tributaria es, ciertamente arbitraria, ilógica y contraproducente. De hecho, el conjunto de medidas tomadas pueden actuar como un auténtico torpedo en la línea de flotación a la incipiente salida de la crisis. Ya lo decía el conocido economistaDaniel Lacalle: “Subir impuestos a los que producen, para dar subvenciones a los que no lo hacen es la fórmula que siempre ha creado riqueza... en ninguna parte”. Desgraciadamente ésta es la fórmula que el Govern está poniendo en práctica en Baleares.

En este momento, de crecimiento económico, cuando se está generando empleo, la política acertada debería ser una paulatina suavización de la presión fiscal y continuar con las reformas estructurales liberalizadoras de la economía. Todo lo que vaya en sentido contrario, supondrá el estrangulamiento de la actividad económica, la paralización de la inversión y el estancamiento de la iniciativa empresarial.