Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio

Han tenido que pasar sólo 10 días para que el Govern Armengol haya tenido que rectificar el polémico decretazo urbanístico por el cual se deroga buena parte de la Ley Turística, la Ley Agraria y la Ley del Suelo. Se ha demostrado, como ya se advirtió, que el decretazo era una chapuza jurídica y que había creado un caos monumental, especialmente en los distintos ayuntamientos, a la hora de interpretar esa normativa.

Es curioso que los mismos que antes abominaban del Decreto Ley, ahora en apenas 10 días ya hayan tenido que hacer dos, uno para enmendar al otro. Dos decretos aprobados sin consenso ni diálogo con los sectores afectados, a diferencia de las leyes que estos mismos derogan, que sí fueron aprobadas con un amplio acuerdo de esos mismos sectores. Sorprende, por tanto, el escaso diálogo y consenso de quienes habían entrado a gobernar reivindicando esos conceptos como señas de identidad de su nueva forma de hacer política.

En cualquier caso, han aprobado un nuevo Decreto Ley, en teoría para clarificar las dudas de interpretación abiertas por el primero, y sin embargo, todo parece indicar que este segundo decreto sigue sin resolver los principales problemas del primero y, es más, crea nuevas dudas que, a buen seguro, requerirán de nuevas modificaciones legislativas en un futuro no muy lejano. En fin, chapuza sobre chapuza.

La impresión que me da es que, con las ansias por aniquilar lo que hizo el PP en la anterior legislatura, están lanzados, como gallo sin cabeza, a derogar todo cuanto huela a Partido Popular, sea bueno o no para los ciudadanos. Y lo hacen con prisas, sin pensar las cosas, tomando decisiones precipitadas, a tontas y a locas, improvisando, y llenando de inseguridad jurídica cualquier cosa que tocan.

Tanto es así que nuestra presidenta Francina Armengol que, toda ufana, tenía que comparecer ante el Parlament el martes 26 de enero para explicar su “brillante” decretazo, parece que, por vergüenza torera, aplaza sine die dicha comparecencia. Ya se ve que es difícil dar la cara por algo que, ostensiblemente, es una chapuza.

El Decreto Ley de medidas urbanísticas que estaba llamado a ser el buque insignia de la legislatura de este Govern, el proyecto estrella de la izquierda radical, se está convirtiendo en el mayor de los ridículos.

Pero, no nos engañemos, aunque sea de forma chusca y grotesca, ellos seguirán adelante en su intento de demolición de aquellas leyes que han sido claves y que son las que explican la mejora sustancial de nuestra economía, el crecimiento económico y la generación de empleo. Parece como si nuestra izquierda no hubiera entendido nada y sigue, por tanto, con el NO a todo, en una actitud que sólo puede conducirnos a la parálisis de la economía, al cierre de empresas y a la destrucción de puestos de trabajo.

Es lo que tiene poner al mando de la nave a personas sin ninguna preparación, que sólo se mueven por el revanchismo y el odio. Desgraciadamente, hoy tenemos al frente del Govern a personas sin ninguna capacidad de diálogo, fuertemente ideologizadas y de un sectarismo rampante, dispuestas a destrozarlo todo con tal de imponer las mismas ideas que han hundido países enteros. Para nuestra desgracia, el “armengolazo” seguirá adelante, a trancas y a barrancas, y todos vamos a sufrir sus devastadores efectos.