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Y sólo acabamos de empezar

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El Govern de Francina Armengol ha iniciado su mandato exhortando el final de los recortes. Miembros del Govern ya han dicho en varias ocasiones que no quieren someterse al malvado Montoro y que no están dispuestos a cumplir con el objetivo de déficit del 0,3% fijado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera para 2016. Vienen, además, repitiendo que priorizarán a las “personas” antes que cuadrar los números.

Sin embargo, la realidad es siempre tozuda y, en muchas ocasiones, los deseos chocan con la verdad de los hechos. Es lo que sucedió en la legislatura 2007-2011 del segundo Pacte de Progrés. Tampoco creían en la necesidad de controlar el déficit y nadie sabía que eran los recortes. No hubo ningún tipo de contención y los resultados, como todos sabemos, fueron catastróficos.

El déficit público se disparó hasta los más de 1.100 millones de euros anuales, llegando a representar el 5,1% del PIB. Y como consecuencia de ello el endeudamiento público pasó de los 2.250 millones de 2007 a los 6.850 millones en 2011, incluyendo en éstos los 1.600 millones correspondiente a facturas pendientes de pago a proveedores e instituciones públicas.

El cronograma siempre es el mismo. A más gasto, más déficit, más deuda, más impuestos, impago a proveedores, cierre de empresas y aumento del paro. Es lo que pasó en el aciago segundo Pacte de Progrés. Fueron cuatro años de gasto y déficit desbocado, aumentando en 4.600 millones la deuda pública e incrementando en 46.000 personas las listas del paro. El índice de pobreza, según el informe FUNCAS, aumentó en un 288%, de forma que Baleares pasó de ser la última comunidad autónoma en cuanto a este índice, a estar entre las cinco primeras.

La política económica de aquel segundo Pacte de Progrés fue un error en mayúsculas. Se hizo todo lo contrario de lo que un gobierno responsable debería haber hecho y las consecuencias fueron desastrosas, en especial, para aquellas “personas” a las que decían querer defender.

Vistos estos antecedentes, resulta sorpresivo que el Govern presidido por Francina Armengol no haya aprendido de esos errores y ahora pretenda continuar gobernando con los mismos criterios que llevaron a Baleares a la bancarrota. En efecto, los presupuestos de 2016 son el ejemplo más claro de lo que digo. De hecho, suponen el primer escalón del círculo vicioso que, poco a poco, se está poniendo en marcha y que revivirá, sin ninguna duda, la misma situación sufrida de 2007 a 2011.

Se trata de unos presupuestos con unos ingresos claramente hinchados, irreales, que, por fuerza, tendrán consecuencias en un mayor déficit. Por otro lado, lamentablemente, con estos presupuestos, se difiere la plena entrada en vigor de la Ley 14/2014 de Finanzas de la Comunidad autónoma, precisamente para tener un mayor margen de maniobra a la hora de poder gastar por encima de lo presupuestado. Y lo peor, aplicarán la mayor subida de la presión fiscal jamás conocida en nuestra comunidad autónoma: habrá un aumento del tramo autonómico del IRPF, del Impuesto de Sucesiones, del Impuesto de Patrimonio, del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y se recuperará la fatídica Ecotasa. También se incrementará en un 20% el precio de todas las tasas y se van a crear otras seis nuevas. Sin duda, estamos ante una sofisticada maquinaria de represión fiscal contra las clases medias, que hará que a partir de día 1 de enero de 2016 vivir y morir en Baleares sea mucho más caro.

Por si esto fuera poco, en apenas cuatro meses de gobierno de izquierdas, estamos viendo como el Govern está retrasando los pagos a los proveedores. Empiezan a tener problemas de tesorería y así, si en junio, el Govern debía 162 millones a los proveedores, a finales de agosto ya debía 40 millones más, concretamente 201,6 millones. Si el pasado mes de julio el Govern pagaba a los proveedores a 41,85 días, a finales de septiembre lo hacía a 70,38 días de media. El Govern cada vez debe más a los proveedores y paga con más retraso.

Cómo se dice vulgarmente, la cabra tira al monte, y este nuevo gobierno de izquierdas vuelve a las andadas. Empieza, por tanto, esta legislatura con los mismos vicios del segundo Pacte de Progrés y sus efectos nocivos ya empiezan a aflorar. Este giro social, este rescate a la ciudadanía, desgraciadamente acabará muy mal, porque la realidad es tozuda y los deseos del Govern no hay quien los pague.

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