Comprometidos con la reducción del déficit

El pasado 2 de julio, en su informe sobre la situación económico-financiera de la CAIB, la Intervención General del Govern comunicó a la nueva consellera de Hacienda Catalina Cladera, que la previsión de déficit para el cierre de 2015 sería del 1,01%, tres décimas por encima del objetivo de déficit fijado por el Estado en el 0,7%.

Tres semanas después el Director General de presupuestos y la misma consellera Cladera anunciaban que su previsión de déficit se disparaba al 1,5%. En apenas tres semanas y tras los anuncios de más gasto de las distintas consellerias el déficit se incrementaba en medio punto más.

Este diferencial, del 1,01% previsto inicialmente al 1,5% que dicen que es ahora su previsión para final de año, es atribuible única y exclusivamente al nuevo Govern. En medio año aumentarán en un 50% la previsión de déficit, lo que demuestra que la consellera Cladera ha renunciado al control del gasto, ha renunciado a moderar las ansias despilfarradoras del resto de consellerias y se ha puesto delante de la pancarta anunciando más gasto y diciendo que no tiene ninguna intención de cumplir con el objetivo de déficit.

Esta actitud de total laxitud en el control del déficit es un suicidio colectivo, por cuanto supone incrementar el, ya de por si abultado, nivel de endeudamiento. Aumentar la deuda más allá de los 8.400 millones actuales es hipotecar el futuro de nuestra comunidad y ponerla en serio riesgo de quiebra. Por tanto, es imprescindible tomar medidas para que en muy pocos años se pueda empezar a reducir el importe de la deuda. El Govern anterior del PP tenía previsto empezar a reducir los niveles de deuda a partir de 2018. Hoy, con el actual Govern, se antoja imposible poner una fecha y, sinceramente, visto lo visto, lo más probable es que los incrementos de deuda se disparen y puedan volver a empezar los impagos a proveedores.

Para el año 2016 el Estado ha previsto para todas las comunidades un objetivo de déficit del 0,3% del PIB. El Govern de Francina Armengol ya ha dicho que no lo va a cumplir, que no lo puede cumplir y que tampoco lo quiere cumplir. Lo del déficit no va con ellos, lo cual es una muestra más de insensatez.

Esta actitud no es la propia de un Govern responsable. No se puede tirar la toalla a las primeras de cambio, sino que hay que dar la batalla del déficit cada día. Y en este espíritu de lucha por el control del déficit es donde se debe encuadrar la propuesta de déficit asimétrico que el PP ha propuesto para el ejercicio de 2016.

A tal efecto, conviene recordar como en el año 2013 el Estado fijó un objetivo de déficit del 1,3% para todas las comunidades autónomas. Y fue Baleares, junto con otras comunidades, concretamente las perjudicadas por el actual modelo de financiación autonómica, quienes pidieron un objetivo de déficit asimétrico, de forma que cada comunidad tuviera un techo distinto pero que la suma de todos fuera el mismo que se había previsto inicialmente para el conjunto. Ello nos llevó a que, en lugar de tener como objetivo el 1,3%, éste se ampliara hasta el 1,47%. Y éste fue el único año en toda la historia que el Govern de les Illes Balears consiguió cumplir con el objetivo de déficit.

Cuando ahora proponemos un déficit asimétrico, no proponemos barra libre para que el Govern pueda gastar lo que quiera. No estamos renunciando a ninguna de nuestras señas de identidad. Estamos proponiendo aumentar el margen ligeramente para que éste sea más cumplible y para que, de todos modos, suponga un nuevo esfuerzo de reducción de gasto y un nuevo paso hacia el objetivo de estabilidad presupuestaria.

Nuestro compromiso con el equilibrio presupuestario es incuestionable. Hemos defendido, defendemos y seguiremos defendiendo no gastar más de lo que se ingresa. Y apostamos por una reducción del déficit progresiva, que no genere tensiones innecesarias y de forma escalonada. El objetivo de déficit asimétrico no es un cheque en blanco para el Govern sino una mayor responsabilidad para su cumplimiento.