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Gabriel Seguí: Las Baleares romanas

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Faltan muchas biografías de investigadores mallorquines en Internet. Una de ellas es la de Gabriel Seguí Vidal (1907 - 1996), historiador, religioso de los Misioneros de los Sagrados Corazones, estudió en Roma donde se doctoró en Teología, Historia eclesiástica y se licenció en Arqueología. Fue rector de la Real e investigó los orígenes del cristianismo en las Baleares.

Afortunadamente publicó algún artículo en el Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana y, gracias a ello, podemos acceder a esos conocimientos. En el BSAL del año 1942 se publicaron dos escritos suyos: "Fuentes literarias y monumentales de la historia del Monasterio de Santa María de la Real" y una conferencia que leyó en la antigua Universidad Luliana titulada "Las Baleares romanas". Es importante que las instituciones publiquen (y actualmente no sólo en papel) las conferencias.

Gabriel Seguí dice "A unos 60 llegan los autores que en sus obras mencionan las Islas y entre los mismos los hay historiadores, poetas, geógrafos, naturalistas, peritos en el arte de guerra, etc." y nombra a los autores romanos que citaron estas islas y, al final de la conferencia añade un Apéndice con la indicación de las obras donde aparecen referencias a las Baleares. Un elemento me llama la atención: la escueta bibliografía existente entonces sobre este tema, tan sólo cuatro obras, siendo una la suya "La carta encíclica del obispo Severo" y otra un manuscrito que dejó el Sr. Bover en la biblioteca de La Real.

"Cuatro partes tendrá la presente conferencia. En la primera discurriremos sobre los nombres de las Islas; en la segunda las describiremos en su aspecto físico y moral; en la tercera tejeremos su historia durante los dos períodos, el romano y el bizantino; por fin en la cuarta nos asomaremos a la historia genética de las Islas.
Advertimos que todas nuestras afirmaciones estarán sacadas, por lo regular, textualmente, de los 60 autores griegos y romanos citados; aun más, intentaremos reunir todo cuando han dicho los mismos sobre las Baleares
."

Plinio, que gobernó la «Tarraconensis» y por consiguiente las Baleares, anota en su Historia natural algo de su fauna y flora. Son dignos de mención el trigo por su peso en comparación con el de otras regiones, el vino, por su excelente sabor; los caracoles por sus óptimas cualidades medicinales, siendo conocidos los de las Baleares con el nombre de «covaticos» por encontrarse en las cuevas o cavas. Recuerda también las cebollas, para las cuales el terreno es tan propicio, que las produce en abundancia y sin cultivo. Entre las aves, recuerda las gaviotas, como características de las Baleares, los tordos, que son de superior calidad («nobiliores»), y una clase de gavilanes, con los cuales se formaba un manjar exquisito para las comidas; la grulla mayor y menor.

Entre los animales el más célebre es el conejo, el cual, a pesar de no encontrarse en la vecina Pityusa, se propaga con tal rapidez en las Baleares, que en varias ocasiones hicieron mucho daño en las mieses, de tal manera que durante el reinado de Augusto, pidieron a este Emperador refuerzos militares contra la invasión de los conejos (así Plinio) y detener de este modo su portentoso desarrollo.

Diodoro Sículo añade que en los tiempos que historia, antes de la colonización romana, no había viñedos en las Baleares a pesar de ser.muy aficionados («promptiores») al mismo sus moradores, ni tampoco producían olivos, teniendo que sacar del lentisco el aceite para ungir sus atléticos cuerpos.

Añade además el citado historiador que en Menorca se producía toda clase de ganado vacuno, y mulos, que se distinguían por ser altos y de color agradable, o, según otros traductores de su historia griega, por su voz sonora. La tierra de ambas islas mata, como la de Ibiza, los animales dañinos, siendo ésta la razón de su ausencia.

Las dos islas están muy pobladas («refertae») pasando los hombres de 30.000. Procedían de una invasión de griegos, que se trasladaron a estas islas después de la caída de Troya, según Estrabón.

La lengua que usaban aún en plena civilización romana, era un dialecto de la griega, lo cual nos consta, entre otras fuentes históricas, por el testimonio de S. Jerónimo y por algunas frases de la carta del obispo Severo del año 417.

Estrabón, Plinio y Julio Solino en el litoral Este de la isla mayor colocan una ciudad llamada Boccoris, resto del reino Boccor, que duró «usque ad eversionem Phrygum».

Las costumbres de los pobladores de Mallorca eran bárbaras. No poseían casas, viviendo como trogloditas en cuevas que hallaban en las montañas escarpadas, construyendo también unas galerías subterráneas, que les servían al mismo tiempo de abrigo y defensa.

Nos los describe Estrabón amantes de la paz y tranquilidad, y añade Diodoro que para no tener guerra con otros pueblos no admitían en su suelo monedas de oro y plata, pues decían los isleños que Gyrón, hijo de Crisaor, por poseer abundantísimas riquezas fué atacado por Hércules, privándole de las mismas.

Profunda era la veneración que tenían por sus difuntos. No conocían entre los mismos la cremación de los cadáveres; los colocaban dentro de ánforas, reuniendo luego sobre las mismas, una ingente multitud de gruesas piedras

Su vestido, a lo más, se reducía a la simple «sisyma», túnica formada de pieles de animales. No usaban la «lena» o manto griego. En verano reducían aún más sus prendas de vestir, llegando esta costumbre, como hemos dicho, a dar nombre a las islas, Gymnesia («gymnos», desnudo). [...]

Pero lo qué más fama y celebridad dio en la antigüedad, hasta cambiar el nombre de sus islas, fué su honda. De ella se hacen eco casi todos los historiadores antiguos, y hasta los mismos poetas con su libertad hiperbólica narran efectos evidentemente exagerados del arma guerrera balear.

Precisamente, indica en otro apartado, "balleares" o "balliares" proviene del griego "ballein", echar, por la célebre honda, que se hizo inmortal en las guerras púnicas. Interesante esta conferencia de Gabriel Seguí, leída en 1941 e impresa en el 42. La bibliografía sobre este tema se multiplicará notablemente en las décadas posteriores, principalmente debido a las excavaciones y hallazgos de restos, pero este trabajo de Gabriel Seguí está basado en los textos latinos de la época que va explicitando a lo largo de la conferencia.

He separado esta conferencia del volumen del año 1942 del BSAL y lo he subido a Scribd.


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