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MUERE MARÍSA DIEZ. GALERÍA CIENTO. LUIS FRANGELLA

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MUERTE MARISA DIEZ. GALERIA CIENTO. MUERTE LUIS FRANGELLA

 

El Arte en Barcelona está de luto. Ha muerto la galerista Marisa Díez . Fundó su galería en 1974 y la mantuvo hasta 1990, tan solo 15 años de actividad la han convertido en un icono del arte contemporáneo. Veinticinco años después del cierre aun se la recordaba. Este extraño fenómeno ¿ a qué se debe?

 

Creo que la principal razón es que supo detectar el talento y arriesgar por muchos artistas que desde entonces la recuerdan y consideran. Ese es el auténtico sentido de una galería de arte: apostar, descubrir y arriesgar sobre nuevos valores:  Joaquim Chancho, Eugenia Balcells, Perejaume, Hernández Pijuan, Mireia Sentís, Carlos Pazos, Viladecans, Jordi Benito, García Sevilla, Susana Solano, América Sánchez, Carlos Alcolea, Juan Navarro Baldeweg o Eva Lootz entre muchos otros.

Yo tuve el gusto de descubrir en su galería al artista argentino Luis Frangella .  Cuando hace tres años se hizo una muestra  antológica en la Fundación Suñol publiqué  un artículo en La Vanguardia y me llamó para felicitarme por el artículo. Supe detectar que su interés real por el arte se mantenía vivo. Me quiso convencer para participar en una mesa redonda pero yo entonces ya estaba reorientando mi práctica profesional y decliné la invitación. Ahora que ha muerto me arrepiento y le ofrezco “in memoriam” el artículo que precisamente habla de la muerte.

 

 

 

 

 

 

Artículo publicado en el suplemento Cultura´s Nº 490  de La Vanguardia (09.11.11).

 

EL ENIGMA DE LA VISION.

 

     La Fundació Suñol nos propone una muestra fundamental que auguro como una de las mejores de esta temporada. En ella se pueden ver 32 piezas del artista argentino Luis Frangella(1944), muerto en Nueva York (1990).

    Las necrológicas son precisas, en pocas palabras revelan lo fundamental. Cuando se publicó el óbito de Luis Frangella el 14 de Diciembre de 1990 en el New York Times se escribió claramente que vivía en Manhattan, que el motivo de la muerte se comunicaba por decisión familiar y que era pintor y escultor.

      En los eclécticos años “80”, la galería Ciento de Marisa Díez de la Fuente y Buades en Madrid eran dos epicentros del resurgir de la pintura. En ellas se pudo ver, por primera vez, la obra de Luis Frangella. Lo que llamaba la atención, de inmediato era el talento con el que trabajaba en su doble condición de pintor y escultor. Los cuadros de gran formato, convivían con pequeñas y misteriosas cabecitas sobre peanas. Tenían algo de ritual o de exvoto.

      Luis Frangella con esta exposición pone de manifiesto dos aspectos que considero fundamentales: en primer lugar, el enigma de la percepción o el misterio de la mirada, y en segundo lugar una reflexión profunda sobre la vanidad y la apariencia.

      Respecto a la primera condición debo recordar el afinado criterio expositivo del equipo de la Fundació Suñol que nos permitió acercarnos a esta cuestión  perceptiva con motivo de la  inauguración del Nivell  Zero  ACTE 1: Observació.(2007)  Ya entonces se pudo ver “La Jarra vertiente o Máquina de dibujar” de Luis Frangella  junto a obras de Antoni Abad, Roman Buxbaum,  Federico Guzmán, Joan Leandre, Glòria Martí, José Noguero, Joan Rom, Idroj Sanicne, Toni Serra i Zush/Evru. La actual exposición reafirma las tesis de la propuesta de entonces: Observar es mirar algo con atención e implica atender, examinar, contemplar, notar, advertir, vigilar. La observación supone un acto de reciprocidad entre el comportamiento del sujeto y del objeto.

      No se puede definir mejor la sensación que el visitante tiene cuando se pone ante obras como “Cuchillos”(1986), sus dibujos dobles de tinta sobre acetatos o la misma “Máquina de Dibujar. En todas ellas el efecto es contundente, el espectador debe colocarse  unas gafas anaglíficas con lentes de dos colores distintos y la imagen plana se convierte en 3D. La realidad que veíamos de un modo, desaparece y la forma se abalanza hacia nosotros de modo inesperado:  “Geométricos”(1980).  En Frangella conviven la investigación científico - óptica con las indicaciones de un filósofo o un poeta que se sabe en manos de la muerte.

     Todo este ceremonial óptico sobre la realidad y su apariencia no es más que para conducir al espectador a la dimensión más profunda del sentido de las cosas. A su doble realidad. Es ahí cuando aparecen las obras más expresionistas. Sus 14 estudios sobre el movimiento de una cabeza (1985), la serie sobre velas encendidas que se consumen hasta el pabilo (1987), el crucifijo y su sombra de

 

 

 

(1987),o su “Bola” duplicada (1986) culminan en esas dos calaveras de “In the Blink of an Eye” (1986)

     Como indica el título de la obra, en ese abrir y cerrar los ojos, tan rápido y efímero, el artista recupera el género de las “vanitas vanitatum” del siglo XVII en las que los pintores europeos recordaban la presencia de la muerte como un instante en la feria de las vanidades. Un tono de recuerdo y nostalgia se percibe en los textos del catálogo: Ángel González García y Carlos Pazos mencionan sus vivencias junto al artista y Marisa, María Vela, Ángel, Quico, Juan  y tantos otros nombres de la edad de oro de los ochenta, cuando todos nos sabíamos jóvenes y estupendos. Ese sentimiento de melancolía refuerza la reflexión sobre el paso del tiempo y la caducidad que afecta a todas las cosas.

    Lo que creíamos un juego visual con colores y formas, Luis Frangela lo ha  transformado  y acaba explorando un sentimiento moral .En “In the Blink of an Eye” utiliza un último efecto de percepción, la mirada se dirige hacia la parte izquierda, esa parte del cuadro esta iluminada con la luz de una vela, luce como la vida  y en la derecha la vela consumida, con una gama de grises oscurece la mirada, nos deja  sin luz.

 


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