IU tiene salida. Y esta salida no pasa ni por migrar a otros espacios ni por hacer dejación de nuestros valores.
Las progresivas desigualdades sociales, las políticas neoliberales que están acabando con nuestros derechos sociales y laborales, la destrucción progresiva del ecosistema y el déficit democrático que padecemos obedece a causas mucho más profundas que la corrupción o el anquilosamiento de nuestro sistema político. La causa es el sistema capitalista, ése que subordina a intereses particulares los intereses colectivos y el que, incluso en su versión más "calvinista" y honesta, tendría efectos parecidos. Por éso, incluso en estos momentos de merecido desprestigio de la política, no podemos renunciar a ubicar correctamente el enemigo principal y hemos de tener el coraje de decir que política es el único valladar con el que cuenta la ciudadanía para hacer frente a los grandes poderes económicos.
En política, sin embargo, un análisis acertado está lejos de ser suficiente y, en momentos de tanto sufrimiento social, IU no puede resignarse a jugar un papel secundario en el devenir de los acontecimientos. IU, por tanto, ya no tiene margen para el error, ni para la pereza, ni para el temor, ni para confiar en el fracaso de otros ni para esperar a que, tarde o temprano, la historia nos dará la razón.
IU ha de salir hacia delante, en tromba y sin vacilaciones a hacer cosas como la que aquí se proponen y lo que hemos acordado mil veces hacer en tres ámbitos fundamentales e interrelacionados: la relación con la sociedad, la convergencia social y política y el funcionamiento interno … pero en los que que sólo hemos avanzado de manera muy parcial.
I.- La relación con la ciudadanía
El desprestigio de la política viene de lejos y se equivoca quien piense que sólo está asociado con el tema de la corrupción. Otros factores muy poderosos lo han provocado:
a) La percepción de que las cuestiones que ocupan la agenda político-institucional están en demasiadas ocasiones muy alejadas de los problemas que más preocupan a la ciudadanía
b) La percepción de que los partidos ("los políticos") dedican más tiempo a sus problemas internos y a disputar espacios con los demás que a buscar soluciones a los problemas de la ciudadanía.
c) La percepción de que los partidos prometen muchas cosas durante la campaña electoral pero que después no las hacen o hacen cosas muy distintas o incluso contrarias.
La solución para las dos primeras cuestiones es clara: generar confianza; un discurso político dirigido hacia fuera y hacia la mayoría, aparecer como una fuerza política absolutamente centrada en los problemas de la ciudadanía, y por tanto, con un discurso diverso en cuanto a su "temática" y fresco y emocional en la expresión.
La solución para la tercera cuestión, la de los programas electorales, merece consideración aparte porque estoy convencido de que, frente a quienes incumplen los programas y frente a quienes no los concretan para contentar a todo el mundo, IU tiene un espacio para, desde el rigor y la sinceridad, obtener la confianza de la ciudadanía.
Cuando pedimos el voto, casi todos decimos que el programa que presentamos es como un contrato con los electores, pero hemos de reconocer que, si así fuera, la mayoría de programas serían contratos llenos de cláusulas abusivas y que provocan indefensión en la parte "votante". De ahí la percepción devaluada y poco fiable que la ciudadanía tiene de los programas electorales.
En este sentido, IU debería establecer un compromiso ético sobre la redacción de los programas electorales que incluyera seis compromisos :
1.- una distinción clara entre los deseos y las promesas concretas
2.- una distinción clara entre las promesas a largo plazo y las promesas cumplibles en los siguientes cuatro años
3.- una distinción clara entre los compromisos que es posible satisfacer sólo desde la institución de que se trate y los que necesitan del concurso de otras instituciones
4.- la cuantificación y concreción de los compromisos o, caso contrario, una explicación de su indefinición
5.- Caso de gobernar, una distinción clara entre los compromisos que son innegociables y los que no
6.- En el caso de las votaciones de investidura, idéntica claridad en el programa sobre aquellos compromisos a los que se condicionaría dicha investidura
Este compromiso ético no sólo es importante de cara a la ciudadanía, también va a ser útil para la racionalización y cohesión de nuestra propia actuación política posterior a las elecciones
II.-La convergencia social y política
El mandato de la IX Asamblea de IU (la refundación) y el de la X Asamblea ( la construcción de Un Bloque Social y Político) han tenido una gestión pacata y claramente insuficiente.
Ha sido un error grave que hemos cometido por un exceso de confianza en nuestras crecientes expectativas electorales y que hay que corregir.
La divisa ha de ser darle el máximo impulso al siguiente mandato de la X Asamblea:
"Ya no se trata tan sólo de recomponer el espacio de la izquierda alternativa sino de construir un proyecto de mayorías , un gran frente social y político que además de resistir a las políticas de austeridad , desarrolle un nuevo proyecto para el conjunto del Estado y un movimiento popular de amplia base para llevarlo a cabo"
Afortunadamente, las experiencias municipales que toman como referencia a "Guanyem Barcelona" se están extendiendo por todo el Estado de forma viral y constituyen el mayor empuje que ha conocido el proceso de convergencia que pretendemos impulsar.
En este contexto, reproduzco aquí las directrices que presumiblemente aprobará próximamente la Asamblea de EUIB:
1.- La prioridad es ahora la convergencia en torno a un proyecto político y electoral de amplio espectro, sabiendo que, si éste funciona, será el mejor marco para, más adelante, afrontar la recomposición de la izquierda alternativa
2.- Debemos lanzar un mensaje claro sobre la importancia de las próximas citas electorales. Si las europeas fueron el primer round, en diciembre de 2015 el combate ya habrá terminado y el resultado final determinará nuestro futuro durante largo tiempo
3.- Debemos hacer comprender que estas citas electorales forman un todo inseparable: las municipales y autonómicas serán decisivas para las generales y las generales serán las más decisivas para las condiciones de vida de la gente. Dicho de otra manera: los proyectos estrictamente municipales o incluso autonómicos pueden resultar muy frustrantes porque, desde estos ámbitos, se pueden paliar pero no se pueden solucionar los problemas más sangrantes que sufre la ciudadanía (paro , pensiones, salud, educación, vivienda, lucha contra la exclusión, derechos sociales y laborales, etc.)
Dicho en otras palabras, los procesos de convergencia municipal deben intentar extenderse a las autonómicas y, más adelante, con las adaptaciones necesarias, a las elecciones generales
4.- Sin renunciar a explicar lo que se señala en el punto anterior, debemos ser conscientes de que la unidad popular se debe construir de acuerdo con los siguientes criterios:
a) con un programa claro de enfrentamiento con las políticas neoliberales, de profundización democràrica, lucha contra la corrupción, creación de empleo, protección medioambiental y avance en los derechos sociales y laborales
b) de una manera autónoma y modular: la participación de una persona, colectivo o partido en el proyecto unitario de un determinado ámbito institucional no debe implicar su participación en el resto de instituciones
c) dando protagonismo al activismo social y la sociedad civil. Los procesos de convergencia para la construcción de la unidad popular no pueden salir de un acuerdo entre partidos (método clásico, que choca con el deseo de protagonismo que tiene la ciudadanía y que, además, sería menos eficaz o incluso entorpecedor para obtener los efectos pretendidos)
e) integrando los partidos y colectivos que deseen participar (siguiendo el modelo, por ejemplo, de Guanyem Barcelona): tan inconveniente sería que el protagonismo no fuera del activismo social como prescindir del capital político, electoral y jurídico de los partidos que quieran participar
f) Funcionando de manera estrictamente asamblearia y sobre la base de una persona / un voto, tanto en cuanto a la redacción de los programas como en cuanto a la confección de las candidaturas y la gestión llevada a cabo por los representantes electos
g) Garantizando la estabilidad del proyecto y evitando la frustración de los electores. En este sentido, es esencial hacer programas electorales serios y que sean un verdadero contrato electoral con los electores, que prevean los distintos escenarios y adopten una actitud honesta hacia el electorado
III.- El funcionamiento interno
La Presidencia de IU de dia 7 de junio aprobó cosas tan interesantes como éstas:
"Está en nuestra mejor tradición el saber hacer autocrítica... Algunos de nuestros métodos deben cambiar, de abajo a arriba y también de arriba abajo… IU ha podido ser percibida con un programa distinto y un proyecto alternativo al bipartidismo, pero en otros aspectos con un funcionamiento muy convencional, espeso, disgregado y, en ocasiones, poco ágil para la lucha social… Creemos en la necesidad de un giro hacia la “calle” y una mayor redefinición general de las relaciones con la ciudadanía, profundizar en la participación y una democracia de mayor calidad en lo interno, así como una renovación profunda de formas y métodos de relacionarnos entre nosotros mismos y con la gente"