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Las xilografías de Guasp y 'Papeles de Son Armadans'

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En 1956 Camilo José Cela inició la andadura de la revista literaria Papeles de Son Armadans. Veintitres años después, en 1979, el mismo Cela cerró esa andadura iniciada en ese barrio de Palma colindante con el bosque de Bellver. Actualmente esta revista vende sus números en edición digital y presenta gratuitamente el número uno, de abril de 1956, como muestra.

Para su impresión en papel utilizó la imprenta de mossén Alcover y utilizó como separadores o elementos decorativos las xilografías de la imprenta Guasp, la cual pasaba desde 1946 una crisis muy acentuada que, pese a las ayudas, no pudo superar cerrando definitivamente en 1958.

Papeles

La utilización de las xilografías de Guasp hizo que en ese primer número de "Papeles de Son Armadans", Luis Rosales publicara el artículo "Noticia de la Imprenta Guasp y su colección de xilografías".

Noticia de la Imprenta Guasp y su colección de xilografías

Papeles de Son Armadans reproduce, en su cubierta y en sus portadillas, xilografías de la colección de la Imprenta Guasp, de Palma de Mallorca. El pie de imprenta de los Guasp es un caso de tenacidad inquebrantable y de inigualado amor al arte de las prensas. La Imprenta Guasp fué fundada en 1579 y desde entonces y sin interrupción, ha sido regida siempre por la misma familia. Atendida esta circunstancia es, pues, la más antigua de Europa y, posiblemente, del mundo.

El honorable Gabriel Guasp instaló su prensa en pleno siglo XVI, «in platea curiarum», es decir, en la Plaza de Cort, en el mismo corazón de Palma. Con el tiempo mudó de domicilio, pero nunca se alejó tanto como para que «En Figuera», el reloj que mide la vida de la ciudad, dejase oir claramente sus campanadas. La Imprenta Guasp, de la Plaza de Cort, se fué a «la Cadena», calle contigua. Después se instaló junto al horno de un tal Frau, del que no tenemos mayor noticia. Actualmente está domiciliada en la calle de Morey, donde la artesanía mallorquína conserva algunos de sus últimos reductos.

Lluc

Si curioseamos en los papeles de la familia, veremos en seguida que su inclinación a la letra impresa es extraordinaria. Hubo época en que varios de sus miembros simultanearon la profesión, con imprenta propia; momentos en que varios se unieron; otros, en que se separaron, y otros, fínalmente, en que funcionaron, unidos por un Guasp, varias de las que existían en la ciudad. Tal acontece a comienzos del siglo XIX en que la Imprenta de Guasp «es de las mejores de Palma y puede competir con muchas del continente».

La primitiva prensa de los Guasp se puede ver funcionar aún y es un documento importante para el estudio del arte tipográfico. Es una prensa que gime realmente, cuando el «hacer gemir las prensas» no es más cosa que una frase poética. Junto a ella se recuerdan muchas esquinas de la bella profesión de imprimir libros. Cuando la instala el primer Guasp de la dinastía (1579), Cristóbal Plantin trabajaba ya. Por entonces, en España las imprentas estaban casi totalmente en manos de extranjeros. El pie de los Guasp comenzó a barajarse entre los de Pedro Brun, saboyano; Hungut, alemán; Polono, húngaro; Cocci, de Strasburgo; y Hurus, de Constanza. En Salamanca imprimían los florentinos Junti y Poelman, enviados por Plantin desde Amberes, y los flamencos Mey, en Tarragona y Valencia con sucursal en Alcalá, trabajaban en competencia con Guillén de Brocar, que en 1614 imprimió su famosa Biblia.

En Mallorca sólo tres impresores habían precedido a Guasp. Desde 1485 a 1487, Nicolás Calafat dio a conocer en la isla el arte de imprimir. Calafat tuvo su prensa instalada en Palma, durante dos años, y durante otros dos en Valldemosa, pequeño lugar cercano, de donde era natural. De este taller salieron únicamente dos libros: uno con el rarísimo pie «Trinidad de Miramar, distrito de Valldemosa en la mayor isla balear», y otro que lleva la fecha de «Mallorca 20 de junio de 1485». Este fué el primer libro impreso en la isla y aunque no se indique el lugar en que fué hecho, debe entenderse que el libro es palmesano, ya que, por entonces, era corriente llamar a Palma «Ciutat de Mallorques» o Mallorca, simplemente.

La imprenta de los Guasp logra en poco tiempo gran pujanza y eclipsa a la otra que por entonces funcionaba: la de las Hijas de Cansoles. Se le concede pronto privilegio real de estampar. Lo piden los mismos estudiantes y los Jurados del Reino muestran, en 1595, un particular interés por dicho taller. Los estudiantes querían realizar ciertos trabajos. Los Cansoles se excusan, alegando que no los saben estampar. «Aquella estampa —dicen los estudiantes— no val res» (no sirve para nada.)

vapor

El empuje que da a la imprenta el primer Guasp de la dinastía fué decisivo; es verdaderamente notable el número de libros o folletos que salieron con su pie, y de ellos se conocen más de cincuenta. Algunos son curiosísimos, como por ejemplo los Capítols de la Bolla del Redres de la Vniversitat y Regne de Mallorca, fechada en 1623, con una gran portada orlada y en el centro, en boj, el escudo de la ciudad, adornado con la imagen de Cristo y otras alegorías. Otro libro importante salido de estas prensas es la Historia General del Reino baleárico (I tomo) de Dameto, que lleva la fecha de 1632, ávidamente buscado por los bibliófilos.

Los Guasp prosperan y, al tiempo que publican numerosos libros, van formando una colección de xilografías que alcanza límites distantes y que comprende obras de muy vario mérito, de los siglos XVI al XIX. Constituye un fondo documental inapreciable para el estudio del grabado en madera: floridas aureolas, graciosas figurillas, santos con amplias vestimentas movidas por el viento del barroco, representaciones de oficios diversos, una curiosa colección de naipes, pies de plana, motivos heráldicos y de astronomía, cartillas, muestras caligráficas, abecedarios (uno de ellos, muy curioso, reproducido en estas páginas), aleluyas, juegos infantiles, letras capitales, símbolos mitológicos, sucesos memorables, etcétera.

juego oca

Es muy curioso un primitivo Juego de la Oca y lo es aún más una carta de navegar de la época de los grandes descubrimientos, cuando del mundo no se tenía todavía una idea demasiado exacta.

Este mapa es una de las piezas más estimadas de la colección, no sólo por su tamaño, sino también por su antigüedad y por las figuras y alegorías que lo enmarcan y que son las clásicas de esta vieja cartografía: los vientos que soplan, los astrónomos que hacen girar el globo terráqueo y los signos que se mueven en el zodíaco...

De esta colección de xilografías, más o menos agrupadas por materias, se han hecho tres ediciones: la primera (1895-1898) a cura del erudito mallorquín y bibliófilo don Estanislao de K. Aguiló. La segunda, en 1929, por don Felipe Guasp y Pou, con motivo del trescientos cincuenta aniversario, y la tercera (aumentada) en 1950. Se reproducen en esta última un total de mil quinientos ochenta y cuatro moldes.

Hubo Guasp que fué impresor al tiempo que grabador. Por ejemplo, Antonio Guasp, que vivió a mediados del siglo XVIII. Su hijo, Melchor Guasp, enriqueció mucho la colección de xilografías, sobre todo en la parte de la iconografía religiosa. La historia completa de la colección está por publicar; creo que ha de ser muy difícil, por no decir imposible, realizarla. Hay molde que ha pasado por innumerables vicisitudes. He ahí un ejemplo: el boj que puede verse publicado en Ordinacions y surnaris dels privilegis consuetuts y bons usos del Regne de Mallorca donat a la estampa per Antoni Moll, impreso en 1663 por Pedro Guasp, aparece también en La fee triunfante (un libro que armó gran revuelo en 1691), en las Constitucions de la Universidad Luliana, que se imprimieron en 1698, en los Capítols que ha de fer y observar guardar el Magnífich Mostesaph, en 1770, y, en fin, en un opúsculo La Antigüedad de la Imprenta Guasp, publicado en 1931.

Constituciones

En cuanto a su actividad, la oficina de imprimir de los Guasp ha llevado, como es de suponer, una vida muy diversa, a través de sus trescientos setenta y siete años. Ya antes se ha aludido a ello. Llegados a hoy, la antigüedad le abruma y recientemente — hace cosa de seis anos— pasó por un momento delicado en el que estuvo a punto de desaparecer. La prensa y la colección peligraron. Se habló de su salida de Mallorca y aun de España, y se tomaron medidas urgentes. La existencia como tal imprenta, era muy precaria ya. Su pulso latía débilmente: la verdad es que, a algo de una vejez así, no se le puede exigir una vida lozana y activa. Se tendió a paralizarla, a embalsamarla, a dejarla con su venerable senectud a un ritmo mínimo, y una dependencia de la imprenta de la calle de Morey se convirtió en Museo. Allí están la prensa y la colección de bojes, muy numerosa. Y la vieja prensa, que ha impreso ya tantos libros, vuelve a estampar, ahora para los visitantes, las xilografías antiguas, las orlas, el mapa, los naipes, los santos, las bellas tarjetas de visita que nos hablan de tiempos lejanos..., y de casi cuatro siglos de imprimir.

L. R.


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