Carta abierta a la consellera de Educación, Joana Maria Camps

Apreciada señora consellera Joana Maria Camps.

Nadie dijo que iba a ser fácil. Intentar variar el rumbo de un sector, como es el educativo, y redirigirlo hacia una mejora en los resultados académicos y hacia una mejora en su capacidad de organización era y es un reto titánico. Era imprescindible analizar los nuevos retos a afrontar y saber qué papel hemos de jugar en una sociedad cambiante y exigente como la actual. Modificar una inercia de treinta años era y es una misión muy complicada y más cuando esto ha chocado con la intransigencia y el inmovilismo de una parte del sector educativo, precisamente aquel que sigue empeñado en continuar haciendo lo mismo que nos ha conducido a ocupar los últimos lugares de España y por ende de la Unión Europea y la OCDE, según todos los informes internacionales, entre otros, los informes PISA; además de tener los mayores índices de fracaso y abandono escolar de todo el estado.

Nuestro sector educativo necesitaba, sin duda, una reforma en profundidad. Hemos empezado por poner en marcha lo que resultaba obvio, que nuestros alumnos conozcan nuestras dos lenguas oficiales y el inglés, dado que ésta es la lengua de comunicación internacional, y en un mundo internacionalizado es imprescindible su dominio. Asimismo, y de forma simultánea, el Gobierno Central ha modificado la Ley de educación del PSOE, que se había demostrado pésima y que desterró de la enseñanza los valores del esfuerzo, mérito y sacrifico, con las graves consecuencias que todos conocemos.

Sin duda, estos dos proyectos contribuirán a dar la vuelta a un modelo educativo anquilosado y lleno de prejuicios e inercias. Hemos de recordar que el 70% de las ofertas de empleo en Baleares exigen el dominio del inglés y, por tanto, un modelo educativo que no priorice el estudio de esta lengua extranjera supone un obstáculo para que nuestros jóvenes puedan acceder al mundo laboral.

Sin embargo, ante este reto lo fácil hubiera sido no hacer nada, no cambiar nada, seguir igual, y asumir como propio el criterio de los mismos “expertos” que nos han llevado a la catástrofe educativa que tenemos. Lo fácil hubiera sido no molestar al grupo de catalanistas radicales que han controlado hasta hoy los resortes de nuestro sistema escolar.

Señora consellera, estoy convencido que si hubiera seguido esta estrategia se hubiera evitado muchísimos problemas, seguro que hubiera recibido el aplauso de sindicatos y docentes catalanistas, nadie hablaría de la marea verde, no habría habido huelga y se habría evitado una persecución sin escrúpulos e indecente contra su persona, por parte de algunos padres y docentes fanatizados. Ya sabe aquello de la pretendida superioridad moral de la izquierda, que se basa en que el consenso existe cuando se hace lo que ellos quieren. Algunos todavía se creen que el PP no tiene legitimidad para legislar en temas educativos y que, por tanto, tiene que seguir a pies juntillas los dictados de la izquierda, la única que puede opinar y decidir en este tema.

Señora consellera, si hubiese hecho lo fácil, nadie la habría demandado por cuestiones que todos sabemos que no tienen ninguna consistencia jurídica. Yo mismo he recibido la furia de algunos docentes extremistas que también me han demandado y cuyas pretensiones han acabado finalmente en el cubo de la basura de los juzgados. Ésta es su táctica persecutoria: difamar, insultar y buscar notoriedad judicializando la vida política, sabiendo perfectamente que sus pretensiones no tienen base legal alguna pero que, sin embargo, consiguen atraer los focos de la prensa y los titulares de los periódicos.

Está claro que haciendo lo fácil, se hubiera evitado muchísimos problemas, hubiera dormido más tranquila, se hubiera evitado un sinfín de situaciones incómodas, pero habría traicionado a los miles de ciudadanos que confiaron en el PP, precisamente para reformar nuestra educación, despolitizarla y ponerla a la altura del resto de países europeos. Si hubiera hecho lo fácil seguiríamos con unos centros educativos politizados que gradúan a generaciones completas de alumnos sin las adecuadas competencias para enfrentarse a un mundo muy exigente en lo académico y en lo laboral.

Usted ha hecho lo difícil. Ha preferido mirar por el futuro de nuestros hijos en lugar de pensar en su propio interés personal y político. Ha preferido sufrir las infamias y la deshonesta persecución de algunos docentes y padres radicalizados a ceder ante su chantaje. Ha preferido el sacrificio personal en aras a implantar una ambiciosa mejora educativa.

No tengo más que palabras de admiración y orgullo hacia usted y de repulsa y enérgico rechazo hacia ese grupúsculo radical auto-denominado Assemblea de Docents, que están demostrando su progresiva radicalización y que hoy únicamente se representan a si mismos, después de que muchos profesores hayan descubierto sus abyectos objetivos. Afortunadamente, son muchos los docentes que ya se han cansado de las chirigotas de estos cuatro radicales y están más preocupados y ocupados en mejorar el sistema educativo en beneficio de nuestros alumnos, que no en las patochadas politizadas que organiza esta minoría extremista.

Por todo ello, reciba, Sra. Consellera, mi más sentida enhorabuena.