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Rosselló Pòrcel: El Semanario Cristiano-Político

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Los artículos de Rosselló Pòrcel los publicaba "El Día" en su primera plana. No son artículos de la actualidad de esos primeros años de la década de los treinta. Y tratan una temática que posteriormente ya no ha vuelto apenas a tratarse. Son, por tanto, sumamente originales y, en mi opinión, interesantes. La conmemoración del segundo centenario de la Guerra de la Independencia y, sobre todo, de la Constitución de 1812 ha revivado el interés de algunos estudiosos sobre la prensa de esos años, estudios que citan siempre la prensa de Cádiz y la de Mallorca, así como a sus protagonistas: Antillón, Miguel Domingo, Brusi, Strauch, y otros.

El periódico que trata este artículo fue uno de los principales de los discursos tradicionalistas o absolutistas de esos años, centrado en la defensa de la religión. Strauch estuvo encarcelado en Mallorca, no por sus ideas políticas sino por las injurias que prodigaba, y pocos años más tarde, ya obispo de Vich, fue asesinado.

En los años 12 - 14, la sociedad mallorquina se dividió en "auroristas" y "semanaristas", indica Miguel de los Santos Oliver, siendo los últimos nombrados los partidarios de las ideas de este semanario del que trata el artículo de Rosselló.

prensa

El periodismo en Mallorca

El Semanario Cristiano-Político

V

Impreso por Felipe Guasp, empezó a salir el periódico cuyo título encabeza el presente artículo el 30 de julio de 1812 y terminó en 28 de julio de 1814. La colección completa — integrada por 106 números de doce y diez y seis páginas cada uno — forma cuatro tomos de hermoso papel y bien impresos casi siempre.

Este periódico apareció con la firme intención de combatir las doctrinas liberales y avanzadas de la Aurora Patriótica Mallorquína que imprimía en Palma el célebre Miguel Domingo asesorado por Antillón y sus amigos y partidarios. Tomaron parte en la redacción del Semanario Cristiano-Político todas las personas de ilustración afectas al credo retrógrado, pero el verdadero director de aquella cruzada antiliberal fue fray Raymundo Strauch, fraile, personaje que llegó a altos grados en la carrera eclesiástica y que murió mártir de sus ideas, víctima de las turbas enfurecidas que tantas veces le habían apoyado y seguido con entusiasmo.

El padre Strauch se hizo con sus artículos — entusiastas y sinceros — enemigo personal del diputado aragonés, y no son pocas las polémicas — que pueden leerse aún en la Aurora y el Semanario— trabadas entre los dos hombres que mejor representan las dos causas opuestas y enemigas. El estilo de Strauch — que a veces firmaba El Martín Seráfico— aunque inferior al de Antillón no deja por ello de tener sus méritos. Digna es de ser notada sobre todo su inmensa erudición en Teología, Derecho Canónico e Historia Eclesiástica. Son estas, materias en que no se dejaba vencer, pues muy al contrario, arrollaba a sus adversarios con bizarro ímpetu que les hacia retroceder, muchas veces mal parados. Bastantes de los artículos (la mayor parte) del Semanario se deben a su pluma que puede afirmarse fue la peor enemiga de las huestes liberales mallorquinas del período constitucional.

El aspecto doctrinal del Semanario Cristiano-Político es el más interesante. Por su carácter de periódico de combate y de ideario, más que de información se excluyen sistemáticamente de él toda clase de noticias, a excepción de la relación de las sesiones de Cortes, que son comentadas, casi siempre a tono de la significación del periódico.

He aquí algunos títulos de artículos del Semanario para que el lector pueda hacerse cargo de los que publicaba: «Crepúsculos de la Aurora o manantiales del periódico titulado Aurora Patriótica Mallorquína» en los que se asegura que todas las afirmaciones del periódico liberal descienden directamente de Voltaire, Rousseau y demás enciclopedistas franceses; este artículo fue denunciado a la Junta Censora de la provincia como ofensivo, por Miguel Domingo, y aquella absolvió libremente a su autor.

Otros títulos: «Qué es lo que intentan los filósofos con declamar tanto contra el fanatismo, las supersticiones y los abusos»; artículo lleno de notas en que se intentan probar las malas intenciones y ocultar pensamientos de todo pensador liberal.

«Caritativa fraternal insinuación a la Señora Aurora Patriótica Mallorquína» y otros escritos de parecido título en que se dan amistosos consejos a la Aurora para que deje el camino emprendido, consejos acompañados de burlas y amenazas. Varios artículos sobre la masonería, tema que despertaba mucho interés, acompañados de una lista de masones españoles de la época. Algunas cartas del conocido Filósofo Rancio y anuncios de otras que se vendían en las librerías de la ciudad y que alcanzaron un gran éxito entre las personas afectas al Semanario Cristiano-Político. Se publicaron también algunos de los discursos pronunciados por nuestro diputado en Cádiz, Llaneras, párroco de San Nicolás de ideas opuestas a la Aurora y por tanto íntimo amigo del padre Strauch y demás redactores del Semanario. Hemos leído también una «Idea sucinta del jacobinismo» y un artículo titulado «¿Qué sería de España si los filósofos triunfasen?», en que es fácil calcular de qué asuntos se trata.

Una lista interesante de libros malos que circulan por esta ciudad entre los que se encuentran los siguientes: El contrato social del pensador de Ginebra; «La cabana indiana», episodio de los Études de la Nature, de Saint-Pierre el dulzón escritor francés, autor de Pablo y Virginia, el Diccionario Crítico-Burlesco, de don Bartolomé Gallardo, bibliófilo impenitente, bibliotecario de las Cortes, espantajo de serviles y admiración de auroristas y finalmente la Aurora, a la que se dan todos los apelativos denigrantes que el lector pueda suponer.

Pero el periódico de Antillón y Domingo no es el único al recibir los ataques del Semanario. Otros varios también los sufrían y no con mucha paciencia. Entre ellos podemos contar a La Antorcha, publicación liberal también, de que hablaremos próximamente y, en un aspecto más personal, el juez Sandino que había protegido a los liberales en una causa célebre y que se vio obligado a huir. Este pobre señor recibe en pleno rostro mil burlas e injurias que no pudo contestar por hallarse ausente, perseguido y odiado por todos y en el más lastimoso estado en que puede caer hombre alguno.

La suscripción al Semanario valía tres reales de vellón mensuales y este se vendía en las librerías de Nicolás Carbonell y Felipe Guasp. En el último número se publicó la lista de suscriptores (300) entre los que se cuentan altos personajes de la nobleza y del clero.

Muy interesante es la última época del Semanario, cuando vuelto ya Fernando VII se deroga la libertad de imprenta, se disuelven las Cortes, se traiciona el Juramento empeñado y la palabra de caballero (recuérdese al general Elio) y todos los partidarios de la libertad pierden el terreno conquistado. Entonces el Semanario, engreído del triunfo de su causa — la Inquisición había sido restablecida — se felicita a sí propio y a sus partidarios y cesa en su publicación con estas palabras del padre Strauch: «Esto se acabó; el papa está en Roma; Fernando VII en su trono; Luis XVIII en el de Francia; el Nuncio de Su Santidad en la Corte y muchos pájaros en sus jaulas ¿qué necesidad hay pues de semanarios?» Estas palabras del más representativo partidario del absolutismo marcan el fin de la época constitucional.

El gran esfuerzo de las Cortes de Cádiz cedía ante el impulso del Deseado: la Libertad, vencida en la lid terrible, partía para un largo destierro.

B. Rosselló Pòrcel

El Día, 17 de agosto de 1930

El "Semanario cristiano-político" tiene una entrada en Alta mar con la información que sobre él proporcionó Bover y con la existente en la GEM. Digitalizado se encuentra en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica y en la Biblioteca Digital de las Islas Baleares.


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