La necesaria reconversión de la FAPMA

Hace tiempo que la Federación de Padres y Madres de Menorca (FAPMA) está empeñada en participar de forma activa de la acción política insular. Su posicionamiento político a favor de la escuela en catalán, su animadversión hacia el gobierno legítimamente elegido en las urnas y su oposición a un modelo educativo trilingüe han provocado que muchísimos padres y madres, hoy, ya no se sientan representados por una junta directiva que parece utilizar la federación como ariete de los partidos de izquierdas, intentando alargar de forma artificial el conflicto educativo para que éste llegue vivo hasta las próximas elecciones municipales y autonómicas.

El último episodio protagonizado por la FAPMA ha sido la interposición de una querella al presidente José Ramón Bauzá, a la consellera Juana Maria Camps i al secretario autonómico, Guillem Estarellas. Los acusan de prevaricación, desobediencia e impedimento del ejercicio de derechos cívicos. Una querella sin ningún recorrido judicial y que lo único que busca es la foto, el titular en el periódico y mantener encendida la llama de la crispación. De hecho, expertos en derecho ya han puesto de manifiesto que no existe base alguna para esta querella, por lo que sólo se puede explicar esta iniciativa cómo un acto más de precampaña con el único objetivo de desalojar al actual presidente del Consolat de Mar.

Desgraciadamente, han elegido la estrategia de la confrontación, frente a la estrategia, más inteligente y sensata, de la colaboración. Han preferido la guerra abierta contra el Govern, en lugar de intentar, por el bien de los alumnos, consensuar la aplicación de un modelo trilingüe que, según todas las encuestas, es el que prefieren la inmensa mayoría de los ciudadanos de Baleares, frente al de la inmersión lingüística en catalán cuya preferencia es marginal.

Muchos padres ya se han dado cuenta que, quienes se han apoderado de la federación, los han utilizado para hacer política contra el Govern. Se han percatado que la junta directiva no se mueve a favor de la mejora de la calidad educativa, o a favor que los alumnos tengan una mejor educación, sino que su única preocupación es seguir imponiendo el catalanismo en los colegios y mantener el modelo de inmersión en catalán, como si esto fuera la panacea para resolver todos los problemas educativos.

De hecho, la política firme del Govern y del presidente Bauzá, parando los pies al omnipresente catalanismo que invadía las aulas de nuestra comunidad es, en realidad, lo que ha soliviantado sobremanera a estos que dicen hablar en nombre de los padres de alumnos, pero que ya sólo representan a una minoría radicalizada, catalanista y de extrema izquierda.

Considero que instrumentalizar a los padres para defender determinados posicionamientos políticos extremados es una actitud totalmente deleznable. Los padres merecen unos representantes ecuánimes y sensatos, que dejen sus ideas políticas en su casa y que, realmente, se preocupen de que sus hijos reciban una mejor educación. Necesitan personas al frente de la federación que aparquen la confrontación y que sepan sentarse, dialogar y consensuar medidas que supongan una mejora de nuestro modelo educativo.

Afortunadamente muchos padres ya se han empezado a organizar al margen de la FAPMA, al comprobar como ésta se ha convertido en un tentáculo más del catalanismo más estridente y cabeza visible de la izquierda radical. Muchos padres han empezado a dar la espalda al sectarismo, a la intolerancia y a los que tienen como único objeto el hacer política en las escuelas. La FAPMA debería reconvertirse, aparcar su vertiente de beligerancia política y centrarse en lo que realmente preocupa a las familias que no es otra cosa que el alto índice de fracaso escolar y la escasa preparación con la que acaban la escolarización obligatoria los alumnos.